Comenzamos este sábado visitando una tradicional cabaña de pescadores en Dinamarca, construida allá por 1830 y rehabilitada para ofrecer el mayor confort a sus actuales propietarios. La decoración corrió a cargo de la propietaria, que vivió durante algún tiempo en otros paises de donde son algunas de las piezas artesanas que se ven. Otras las encontró en los mercados de pulgas. Algunas de esas piezas son auténticas maravillas, como las sillas Eames de los años 50.
Su pasión por conocer otras culturas la llevó a reflejarlas en la decoración de su casa. Prueba de ello es que las alfombras y la colcha del dormitorio fueron adquiridas en Marruecos. El puff del salón procede de Estambul, mientras que los jarrones de porcelana son de Vietnam. Todo un crisol de culturas en una casa que por su cercanía con el mar, se inspiró en las tonalidades del azul, sobre todo en el azul índigo, para crear una hilo conductor en toda la casa. Una acertada propuesta que le proporciona frescura, una justa dosis de calma y un ambiente que embruja.
Imágenes: Martin Solyst / Erik Bjorn & Kompagny,
Vía: Bolig Liv
Queremos una casita de pescadores,es encantadora!!!
ResponderEliminarBesos de las dos
Feliz finde.
Yo también quiero una casita así, jeje!!
ResponderEliminarBsts guapa y feliz domingo
Bom dia, querida!
ResponderEliminarQuanta história e que casa convidativa!!! Transpira paz, apaixonei pela decoração simples e harmoniosa, com tão belos espaços e móveis.
Abraços e ótima semana.